¿Sabías que el desarrollo de habilidades como la creatividad, el trabajo en equipo y la toma de decisiones son puntos clave de una educación emprendedora? Estas aptitudes pueden ser adquiridas desde los niveles básicos de enseñanza, sin embargo, muchos colegios no están plenamente conscientes de las ventajas que ofrecen, no solo para la vida personal y profesional de los alumnos, sino para el crecimiento de la sociedad en general.

¿Qué es la educación emprendedora y por qué es tan importante?

La educación emprendedora es parte de un enfoque educativo que busca brindarle a los estudiantes los conocimientos, recursos y herramientas necesarias para identificar oportunidades, crear o gestionar proyectos, y asumir riesgos. 

¿El objetivo? Que los alumnos aprendan a innovar, guiados por la intención de buscar soluciones más efectivas a las problemáticas sociales para, así, generar un impacto positivo en el entorno donde se desenvuelven. En otras palabras, es la educación que necesitan los líderes del mañana.

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3 aspectos clave de la educación emprendedora

Promover la autonomía y la iniciativa 

Al cultivar una mentalidad proactiva y orientada a la acción, la educación emprendedora estimula la capacidad de asumir los retos económicos, políticos y sociales que se presentan en la sociedad actual. Con ello, los alumnos empiezan a asumirse como agentes de cambio, seguros de sí mismos, que cuentan con la posibilidad de ir tras sus metas y contribuir activamente al desarrollo de sus comunidades.

Estimular la creatividad y la innovación

De la mano de lo anterior, este enfoque fomenta en ellos la capacidad de generar ideas originales y encontrar nuevas formas de abordar los desafíos de un mundo cada vez más globalizado. De hecho, impulsar la creatividad y la innovación también promueve el desarrollo económico y social, ya que se generan soluciones novedosas a los problemas existentes en la sociedad.

Desarrollar la solidaridad y cooperación

Todo lo anterior, indudablemente, no puede lograrse sin habilidades importantes como la toma de decisiones en conjunto, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo. Es aquí donde componentes como la empatía, el respeto, la tolerancia y la solidaridad, son la clave para resolver conflictos, construir consensos y abogar por un futuro más justo, donde se reconozca la pluralidad de opiniones.

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Protagonistas del emprendimiento: Casos de éxito desde temprana edad

Dos claros ejemplos de que la educación emprendedora puede rendir grandes frutos antes de la universidad, son Julián Fernández y Allison Avendaño, dos jóvenes que, siendo menores de edad, fundaron sus propias compañías y hoy gozan de un reconocimiento a nivel global.

Julián Fernández, nacido en España, tenía 16 años cuando lanzó al espacio el primer picosatélite español. Ahora, su startup llamada FOSSA Systems (Free Open Source Software and Aerospace Systems) tiene el objetivo de poner en órbita una constelación de 80 satélites pequeños, para ampliar el acceso a la conectividad IoT (Internet de las Cosas) en zonas rurales y marítimas, ubicadas fuera de la cobertura de las redes 3G o 4G.

Con ello, su empresa busca complementar la infraestructura que ya está desplegada por otras compañías, pero con equipos más ligeros y asequibles para el mercado, brindando enormes beneficios en términos de costos. Como él explica, una conectividad con satélites estacionarios cuesta alrededor de 50 o 100 euros mensuales, pero con su tecnología es posible pagar solamente 4 o 5 euros al mes.

Por otra parte, se encuentra Allison Avendaño, una niña colombiana que, con tan solo 11 años, fundó Digitally School. Esta escuela digital de emprendimiento y marketing enseña a niños y jóvenes de entre 6 y 16 años cómo convertir sus sueños en negocios.

Junto con invitados expertos en cada tema, ofrece talleres sobre marketing digital, programación, diseños de marcas, creación de contenido para redes sociales y mucho más, con la finalidad de que los niños aprendan a utilizar la tecnología para poner en marcha sus propias empresas. Hoy en día, tiene alumnos de Europa, Norteamérica y Latinoamérica.

En definitiva, resulta crucial que la educación emprendedora no se limite únicamente a las universidades, sino que se integre desde los primeros niveles de enseñanza. Al hacerlo, se brinda a los estudiantes la oportunidad de adquirir una mentalidad que los prepare para enfrentar responsablemente los desafíos de un futuro cada vez más competitivo y cambiante. De manera que, incluso, puedan convertirse en protagonistas de un cambio positivo en la sociedad.

Asimismo, es importante recordar que la educación emprendedora no solo tiene como fundamento el crear empresarios, sino que más bien, está comprometida con formar líderes capaces de generar un impacto significativo en la economía y la sociedad en su conjunto.

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