Hoy día, en la era digital en la que vivimos, los estudiantes se enfrentan a una gran cantidad de distracciones que pueden dificultar su participación activa en el proceso de aprendizaje. Sin embargo, la gamificación, una estrategia que incorpora elementos de juego en el entorno educativo, constituye una solución efectiva para reconectar con los alumnos, fomentando su compromiso y motivación en el aula. De ahí que sea esencial considerarla como parte integral de la gestión académica de tu colegio.
¿Qué es la gamificación y cuáles son sus beneficios en la educación?
La gamificación consiste en aplicar elementos y dinámicas de juego en un contexto no lúdico, por ejemplo, el salón de clases, para aumentar la participación de los estudiantes. De esta manera, se facilita el proceso de enseñanza-aprendizaje, fundamentalmente porque el juego permite a los alumnos:
- Sentir emociones
- Despertar la curiosidad
- Generar momentos de diversión
- Interpretar distintos roles
- Poner en práctica conocimientos
- Utilizar la creatividad
En consecuencia, algunos de los beneficios de utilizar la gamificación como parte de la gestión académica son:
Aumentar la motivación
En primer lugar, la gamificación aprovecha la naturaleza intrínsecamente motivadora de los juegos para involucrar a los estudiantes en dinámicas que los inciten a alcanzar metas y superar obstáculos, aumentando progresivamente el nivel de dificultad. Así, al lograr los objetivos propuestos, se les recompensa con un refuerzo positivo que los impulsa a continuar.
Fomentar la colaboración
Asimismo, la esencia de la mayoría de los juegos implica un trabajo en equipo, donde los estudiantes tienen que adaptarse a actuar juntos para superar retos y alcanzar objetivos comunes. Con ello, aprenden a reconocer la aportación de cada uno de los miembros del grupo y a valorar sus diferencias.
Impulsar la participación activa
Por último, al convertir el aprendizaje en una experiencia interactiva y atractiva, los estudiantes se vuelven protagonistas de su propio proceso de aprendizaje, tomando decisiones y resolviendo problemas en un entorno seguro.
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Realidad aumentada, el siguiente paso de la gamificación
Gracias al paso del tiempo y al surgimiento de nuevas tecnologías, la gamificación está tomando un nuevo rumbo con ayuda de la realidad aumentada. Por lo que, además de ser un recurso que puede ser implementado en entornos físicos, actualmente existe la posibilidad de llevarlo al espacio virtual, acercando a los alumnos a contextos cada vez más reales, donde pueden poner en práctica sus habilidades de manera más efectiva e inmersiva.
De hecho, experimentar en entornos simulados que replican situaciones del mundo real de manera interactiva y envolvente, es el siguiente paso hacia una educación más innovadora. Algunos ejemplos de lo que puede enseñarse con herramientas de realidad aumentada gamificada son:
- Viajes a escenarios históricos donde se puedan resolver acertijos
- Laboratorios virtuales para hacer experimentos, observar reacciones químicas y manipular moléculas
- Mapas interactivos para explorar diversas regiones y ecosistemas del planeta
- Misiones espaciales para recolectar datos científicos
El éxito de la gamificación: La ciencia que lo respalda
Por todo lo anterior, está claro que la gamificación es un excelente recurso y muy versátil para la educación; sin embargo, el secreto detrás de su éxito es su base científica. Desde el punto de vista de la neurociencia, el juego es un instrumento crucial para el aprendizaje, tanto para niños como para jóvenes, gracias a que permite crear espacios donde se simplifica la realidad, para que los alumnos puedan explorar el mundo de una manera segura y guiada por el docente.
Por su parte, estos procesos se relacionan con la segregación de cuatro neurotransmisores clave:
Dopamina
Es el neurotransmisor encargado del placer y se encuentra estrechamente vinculado con la motivación, así como con los comportamientos encaminados hacia la obtención de recompensas. Por esta razón, se estimula durante las dinámicas de la gamificación, donde los estudiantes superan desafíos y reciben reconocimientos.
Oxitocina
También llamada “la hormona del amor o del vínculo social”, sirve para reducir el estrés y se libera durante conexiones emocionales positivas, por ejemplo, aquellas en las que existe confianza, lealtad, generosidad, por mencionar algunas.
En la gamificación, puede ser potenciada mediante el trabajo colaborativo, al igual que con la creación de un ambiente escolar acogedor y empático, donde existan retroalimentaciones positivas.
Serotonina
Este neurotransmisor es uno de los responsables de estabilizar el ánimo y brindar bienestar, por lo que resulta esencial para alcanzar una sensación de felicidad. Debido a que se encuentra asociado con la autoestima, el sentido de pertenencia y el propósito de vida, se puede propiciar en el salón de clases llevando a cabo aprendizajes significativos que se relacionen con la vida diaria de los alumnos y los hagan sentirse productivos.
Endorfinas
Al igual que los demás neurotransmisores, las endorfinas se liberan en momentos de logro y superación de retos, generando una sensación de euforia y satisfacción. Algunas maneras de favorecer su producción en las clases son mediante actividades físicas o movimientos corporales, así como con dinámicas que, además de competitivas, sean divertidas y emocionantes.
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Gamificación y gestión académica: lleva tu colegio a nuevos horizontes
No hay duda. En la práctica, la gamificación es un recurso valioso para reconectar con los estudiantes porque los involucra directamente en su propio proceso de aprendizaje, fomentando sus ganas de participar y su entusiasmo por seguir asumiendo retos. Al incorporar elementos de juego, desafíos y recompensas, la gamificación crea un ambiente estimulante, donde los estudiantes se sienten motivados y comprometidos.
Todo ello se traduce en un mayor nivel de satisfacción en las actividades diarias dentro del aula, logrando experiencias de aprendizaje memorables, que se quedarán con ellos por el resto de sus vidas.
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